Monte Llusa, ejemplo de Naturaleza amenazada

El Monte Llusa, un pequeño macizo calizo de unos 395 mts. de altura distribuido entre los municipios de Solórzano, Hazas de Cesto y Ribamontán al Mar. Constantemente amenzado por majaderos proyectos, primeramente una cantera y ahora, cual espada de Damocles, la posible colocación de molinos eólicos. Si bien en su ladera sur el asqueroso eucalipto domina como especie vegetal afortunadamente llegando a su cima la Encina (Quercus Ilex) en masa formado manchas de encinar cantábrico devuelve la alegría al que lo visita. Algunos Pinos Silvestres (Pinus sylvestris), Acebos (Ilex acquifolium) y diversas especies arboreas forman otros bosquecillos que también albergan numerosa vida. No voy a decir que no sea un lugar en el que la mano del hombre ha hecho numerosas transformaciones pero aun conserva un encanto natural muy atrayente.

El pasado viernes día 23 recorrí este maravilloso espacio durante toda la mañana. Una vez evitado el asqueroso bosque de eucalipto llegué a lo que podríamos llamar cima donde un olor a orina de Zorro (Vulpes vulpes) me llegó de lleno a la nariz iniciando la entrada a la torca que se forma en la cúspide de este monte. Carboneros Comunes (Parus major), Herrerillos Comunes (Parus caeruleus), Pinzones Vulgares (Fringilla coelebs), Reyezuelos listados (Regulus ignicapilla), Zorzales Comunes (Turdus philomelos), Mitos (Aegithalos caudatus) y Currucas Capirotadas (Sylvia atricapilla) orquestaban un poupourrí de melodías entre los pinos y encinas del lugar. Pero entre los cantos distinguí uno diferente y telescopio en ristre me puse a buscar de donde provenía; en la copa de un pino un Zorzal Charlo (Turdus viscivorus) reclamaba su territorio. Es el primero que veo desde hace varios años.

Pasado el bosquete accedí a la torca de piedra descubierta donde encina, tojo y algunas otras especies botánicas crecen a duras penas por la acción de las numerosas cabras que en el lugar pastan a veces acompañadas de reses vacunas. 



La torca del Monte Llusa


Una pareja de Tarabilla Común (Saxicola torquatus) vuela entre los tojos; de vez en cuando el macho, lustroso con su nuevo plumaje nupcial, lanza su reclamo desde las ramas de algunos sauces que crecen en la zona.



Tarabilla Común


Corneja Negra (Corvus corone) y Cuervo (Corvus corax) graznan continuamente sobrevolando el lugar en el que me encuentro. Si bien las Cornejas se van una pareja de Cuervos pasan sobre mí en varias ocasiones, como vigilándome para ver que hago. Imagino que van a hacer el nico en un lugar cercano y están ojo avizor a mis movimientos.   



Cuervos


Al cabo de aproximadamente una hora de estar allí un bando de Buitre Leonado (Gyps fulvus) ciclea hasta alejarse tirando hacia el sur. El día es muy caluroso y aprovechan las térmicas que se producen.



Buitres Leonados


Numerosos Milanos Negros (Milvus migrans) también ciclean en alturas más bajas que los buitres; la mayor parte de ellos realizan numerosas acrobacias en parejas



Milano Negro


Después de casi tres horas inicio el camino de regreso. Descansando en un roquedo ya fuera de la torca un Acentor Común (Prunella modularis) canta sin parar sobre la copa de una encina. 



Acentor Común


Y para terminar una foto de un macho de Curruca Capirotada (Sylvia atricapilla) que se encontraba cerca del mi coche.


Curruca capirotada


Bonita crónica ¿verdad?. ¿Podré repetirla dentro de algunos años o será una crónica distinta y más triste?.

Un saludo desde mi oteadero de Cubas (Ribamontán al Monte)


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